La escuela, el castillo.

Nombrar

Martes 7 de julio de 2015

Me llamo María Marcela.
Tengo 38 años.
Soy flaca.
Muy flaca.
Tengo el pelo negro hasta la cintura.
Y dorado.
Tengo el pelo de dos colores.
Uso ropa de trabajo desde que me levanto hasta que me voy a dormir.
Muchas veces duermo con la ropa de trabajo.
Por comodidad.
Duermo cuatro horas por día.
Trabajo ocho.
Tengo tres hijos.
La más grande está en séptimo grado.
La del medio en quinto.
El más chico en sala de cuatro.
Tengo tres perros y un sinfín de plantas.
Se cuidan solas.
La lluvia nos baña.
Su perfume humecta mis manos de viejita.
Trabajo en una estación de servicio.
Las mangueras para cargar nafta me queman.
Yo sé que no es verdad.
Es lo que me pasa.

Amor

Lunes 13 de julio de 2015

No creo que vuelva.
Se cansó.
Lo hinché.
Cuando él dice basta es basta.
Desde que tengo dieciocho años.
Si eso no es conocer.
Está enojado conmigo.
Yo también estoy enojada conmigo, María Marcela.
No sé cómo salir de donde estoy.
Hago una torta de chocolate rellena con dulce de leche.
La baño con chocolate cobertura.
Coloco cinco velitas.
Le pido a mi hijo que pida deseos.
Cuáles son los míos.
¿Antes tenía?
¿Antes de qué?
Mis hijos lo son.
¿Tengo otros?
Las cinco llamitas de las velas celestes hacen un dibujo en la cara de mi hijo
y se proyecta en las paredes de la cocina.
La vida es un auto en el que tendría que subirme para conocer nuevos lugares.
Entusiasmarse ¿no es dejarse llevar?
Sí, para mí que sí.

Maternal

Martes 14 de julio de 2015

La tristeza se me va cuando veo el cuchillo.
Corto la torta para mi hijo y reparto.
Cortar es repartir y me toca un pedazo.
No como nunca.
Podría vivir sin comer.
Pero hoy me sirvo una porción y la disfruto sentada.
Con este cuchillo de filo plateado y mango azul defiendo.
Mi paz.
Mi paladar.
La paz de mi paladar.
El paladar de mi paz.
No me lastima.
Me protege.
De mí.
Voy a probar moverme con un cuchillo invisible en la mente.
En mi corazón.
En el bolsillo de la campera.
No voy a dejarme sin comida.
Una torta.
Son doce porciones de amor.
Mi hijo me regala la oportunidad de quererme.

Sentidos

Jueves 16 de julio de 2015

Si llevo puesto un anillo después de haberme separado y conozco a otro hombre y no me lo saco,
¿es un engaño?
¿transmitirá señales físicas del hombre viejo al nuevo?
Tengo un anillo de alpaca desde que tengo veinte años.
Tiene una piedra negra en el centro que brilla.
Restos de pintura celeste de un día que le pinté el cuarto a uno de mis hijos.
Para mí la vida sin preguntas no es vida.
El problema es que no puedo responderlas.
O las respondo con demora.
Ese es el punto de mi tristeza.
De donde comienza.
La distancia entre las preguntas y la respuesta a una de ellas.
Es un problema del tiempo.
Del compás de las alhajas.
Por eso me cuesta tanto desaferrarme de lo que tengo.
Un amor.
Un anillo.
Son mástiles de mis preguntas.
Yo me siento segura si me pregunto abrazada a algo o alguien.
No me caigo.
Ahora me pregunto, qué es más importante la libertad o la seguridad.
Tengo un matete.
Ya lo voy a desentrañar.

Espejo

Lunes 14 de septiembre de 2015

Si me veo en el espejo veo un bidón de agua.
Transparente.
Pesado.
Liviana.
Lágrimas.
Mi cara no es buena.
Pero sé que lo soy.
Ando dormida.
Lombrices saludan desde el borde de mis ojos a quienes me ven.
Ellas me peinan.
Me corren el flequillo cuando crece.
Son las crecidas de los crecidos.
Yo desconfío de los aspectos.
Soy buena te juro.
Repito en silencio a mi ex marido.
Yo amigos no tengo.
No sé lo que es tener amistad.
Amé a un solo hombre en mi vida.
Amo a un solo hombre.
Él no sabe la forma de las lágrimas que me transportan.

Fértil

Martes 8 de septiembre de 2015

De los treinta años que tengo llevo veinte de fertilidad.
Un total de doscientos cuarenta óvulos.
Menos tres hijos.
Vi doscientas treinta y siete veces una parte de mi cuerpo irse por un inodoro o estancada en un algodón en un tacho de basura.
A mí me llegó tarde.
A los dieciocho recién cumplidos.
No tuve susto ni nada.
Mis amigas me lo habían anticipado desde la primaria.
Mi mamá no.
Ella nunca me dijo que un hijo era la unión de lo que yo veía caer y una célula que el varón tenía o se sacaba.
A mí eso me sigue llamando la atención.
Los colores.
Rojo y blanco.
Cuando estoy con mis hijos los veo en rosa por definición fisiológica.
No me entra en la cabeza que un charquito y un poquito de espuma los haya formado.
Esa unión es un paisaje en una cama.
En la que mi marido ya no duerme.
Si yo dibujo no me quiero separar.
No hay desechos.
Me siento una flor boreal.

Vicios

Martes 15 de septiembre de 2015

Yo soy de las uñas.
Soy de las mías.
Ellas son madres.
Tengo diez en la punta de los dedos.
Las muerdo.
Las como.
Las trago.
Mi madre dentro de mí.
Una raspadura en la garganta.
Las manos limpias.
Prolijas.
Estiro las remeras.
Estiro diez remeras por día.
Por color.
Sin plancha.
Tengo diez planchas.
Tengo diez obreras.
Soy mi madre.
Soy mis manos.
Trago el fruto del crecimiento de mi trabajo.
Yo trabajo mucho.
Como mi madre.
Y las manos que me dio en su vientre.
Cuando me creó.

Casa

Miércoles 16 de Septiembre de 2015

Yo no doy.
Más.
Te juro.
Entre ayer y hoy dormí una hora.
Entré a trabajar a las diez de la noche y salí a las diez de la mañana.
Fui a casa y me acosté una hora.
Mis hijos quieren ir a la plaza.
Pero mirá mis ojos.
No puedo decirles que no.
Mirá lo que me están pidiendo.
Ir a una plaza.
Pero mirame.
Les voy a pedir que me entiendan.
Papis, por favor, entiéndanme.
Y mi casa.
No sabés cómo la tengo.
Revuelta.
Y eso que estoy todo el día intentando ordenar.
Para mí que fallo.
No soy organizada.
Porque si lo fuera tendría, aunque sea por un minuto, quedar tranquila.
Estar en calma.

Pelo

Jueves 17 de septiembre de 2015

Mi pelo me llega a la cintura.
Siempre lo llevo atado.
Es una forma.
De que no se escapen las tareas que tengo que hacer.
Suelto lo que se dice suelto, lo usé cuando iba al secundario y había celadoras.
Así se las llamaba a las preceptoras de un colegio de monjas que me decían, tentás los piojos.
Tomá una gomita.
Atate.
Yo sacaba una colita del bolsillo del saco y hacía que me la colocaba.
Pero ni bien se iban con las dos manos atrás de la cintura me lo soltaba.
Así lo conocí a mi marido.
Con pollera tableada roja y gris.
Camisa blanca.
Y corbatín rojo.
Él pasó por la puerta.
No sé de dónde me dijo que venía
y nos miramos.
Sólo nos miramos.
Al día siguiente volvió a pasar y me sacó un tema de conversación.
No sé qué tema de conversación me sacó pero me sentí bendecida.

Formas de querer

Viernes 18 de septiembre de 2015

Yo quiero lenta.
Revuelvo el polvo de una torta.
Lo formo comprando los ingredientes que hacen falta.
Azúcar.
Harina.
Huevos.
Chocolate.
Manteca.
Lleva tiempo.
La lista de los ingredientes.
Los mandados.
Limpiar la mesada.
Sacar un bol.
Mezclar.
Encender el horno.
Esperar a que se caliente.
Poner la mezcla.
Esperar a que se cocine.
Sacar la torta.
Esperar a que se enfríe.
Desmoldarla.
Cortarla al medio.
Rellenarla.
Decorarla.

Sueños

Lunes 21 de septiembre de 2015

Mi sueño es no convertirme en una hormiga
negra
que transporta hojas
la comida en la espalda
y que cuando se le rompe una patita
una antena
se queda quieta
encorvada
en posición fetal y pareciera que se come.
Yo no quiero ser la pobrecita
de nadie
de nada.
No quiero ser una hormiga
comida
negra.
Quiero estar con otras
distintas a mí
que adopten la fuerza.
que se necesita para romper el vidrio que separa mi separación.
Con el hombre que más amo
el único al que voy a amar toda la vida
aunque sea tarde
voy a esperar
esperarme a cambiar lo que no quiero.