lunes, 10 de septiembre de 2018
Sobre La escuela, el castillo dijeron...
Cuando leí Recolección, de Tamara Domenech, me asombró y me
refrescó saber que alguien podía transformar su rutina en la búsqueda del
tesoro. Ella encontraba obras de arte por la calle y les escribía un poema a
esos descubrimientos. Ahora, otra vez, con su libro señala la magia del mundo.
En la puerta del colegio, Tamara ve una comunidad amorosa. Con las voces de las
madres compone poemas de una verdad lúcida, dolorosa y llena de amor, y usa el
corte del verso y la puntuación para hacernos estar ahí, en la charla
compartida y continua, en la confesión que estalla de pronto. Pero no sólo
estar ahí, en cada madre y su historia de criar y trabajar. Estar ahí: en el
oído que sabe escuchar tanto y tan bien, que parece que el mundo también está
dispuesto a escucharnos y comprendernos.
Gabriela Bejerman
Para
entrar a La escuela, el castillo hace
falta reconocerse en el otro, cuidar, saberse los nombres. Aquí
hay lugar para quedarse a vivir, hay tibiezas. Si tuviera que salir de
este libro no sabría cómo hacerlo, acaso la contraseña sea: madres que se unen
frente a un mundo de infancias puertas adentro…
Paz Garberoglio
Al leer
estos poemas de Tamara, en los que las voces de otras mujeres se mezclan con la
suya y dan cuenta de un día, de un sueño, de un hijx, de un deseo, de una
lucha, de un cuestionamiento, no puedo dejar de recordar esa brutalidad adrede
de Pasolini en Who is Me / Poeta de las
cenizas, esa voluntad de hablarnos evitando ser poético porque “Las
acciones de la vida solo serán comunicadas, y serán ellas, la poesía, porque,
te repito, no hay más poesía que la acción real”. Ese programa ético y estético
que se rebela contra cualquier forma de comodidad, ese
tipo de literatura encuentro en este libro, que más que conmoverme me invita a
moverme, a buscar una dirección hacia dónde, a convocar a otrxs para hacerlo.
Noelia Rivero
¿Puede un diario no ser íntimo? ¿Puede un
centenar de voces hablar como si fuera una? ¿Puede una escuela pública devenir
castillo? Tamara cree que el arte es convertir y que "la boca es un
cantero por donde nace el idioma". Entonces convierte charlas urgentes y
lazos comunitarios en materia para su escritura. Llena los huecos con
palabras donde no las hay, porque las prefiere. Y emula un habla, polifónica y
transparente. Si te gusta que leer se parezca a que te conversen, La
escuela, el castillo es para vos. Un diario estrafalario que narra a partir
de un colorido de voces, las que Tamara elige para contar sus días y así las
historias de vida, las posibilidades y la fuerza de una comunidad.
Noe Vera