martes, 30 de abril de 2019

La boca, la cuchara, la mano. 2019.


La boca

Que sorbe
Calla
Traga
Deglute
Besa
Muerde
Degusta
Escupe
Vomita
Pronuncia
Silencia
Deja pasar
Dice una cosa hace otra
Fornica
Usa palabras pastosas
Difíciles
A cuenta gotas
Lame
Sana
Decide

La cuchara

Regalada
Comprada
Dispuesta en un portacubiertos de plata
De plástico
Separando cada utensillo
Dispuesto sobre la mesa
Sacada
Lavada una y mil veces
Seco
Vuelto a poner sin chistar
Con otra disposición se vuelve cómico
Totémico
Monstruosa
La creación del hombre mujer desde que es
A partir de cada función
Satisfacerla
Función bebé
Función anciana
Función deber
Función placer
Función sobrecargada

La mano

Enjaulada
Liberada
En un abrir y cerrar de ojos
Un millón de años
Lo que lleva y arrastra
El trabajo
Adentro y afuera
Colgada
Ya es una huelga
Hacia arriba
Sería pedir auxilio de un ahogo inminente en las ciudades
En cada rincón de la casa
Los dedos en punta para agujerear el techo que nos pusimos pusieron
En cada esfera privada social como si fuera un nylon
Desenrollarlo
Descartándolo
Respirar en paz
La lucha de una sombra al aire libre
Las manos parecen balancearse
Se comportan como si fueran pájaros
La escritura
Deje de ser vivida como un contratiempo
Una plusvalía de nosotras mismas
Un ahorro debajo de colchón
Aunque sea necesidad profesional derroche
Nos escuchemos, las escuchemos y seamos escuchadas
Como reivindicación de una tríada que le dio de comer a tantos en todos estos años
La escritura que repasa con birome
Los miles de pasos que se dan dentro de una casa hasta llegar a estar sentadas
Por donde se pasa el plumero la desdicha la paciencia los pensamientos la esperanza
Sobre un mantel de lino bordado en otro tiempo
La escritura desmantelada
Y vuelta a amar
Con letras que quedaron por el camino que la mesa sea una sola
Insistentes en un texto tejido en el que entramos a la fuerza.



domingo, 28 de abril de 2019

Presentación de Martes Verde, Sábado 27/04/19 a las 16 hs. en el stand Orgullo y Prejuicio. Con Vale de Vito y María Alicia Guiérrez.


MARTES VERDE

Martes Verde reúne poemas de 54 escritoras leídos en la explanada del Congreso de la Nación durante las sesiones en las que se trató el proyecto de ley por el derecho al aborto legal y gratuito en la cámara de diputados, durante el año 2018.
Es un libro en el que el que se conjuga la acción, un modo de pedir, un modo de estar en las calles y en la escritura.
Su materialización colectiva, a partir de una coedición a cargo de 9 editoriales, entre ellas, Club Hem, Color Pastel, Gog & Magog, El Ojo del Mármol, Mi gesto Punk, Paisanita, Pánico el Pánico, Presente y Viajera, constituye un modo colectivo de pensar, producir, organizar y difundir proyectos, junto con cientos de mujeres más que los portaron en sus carteras, los presentaron, compartieron, distribuyeron, recomendaron, reseñaron, publicaron en medios de comunicación, invitaron a otras a escribir hasta llegar a confeccionar un segundo volumen, de próxima aparición, con voces que representan este conflicto en el territorio nacional.
La edición de este libro para mí constituyó un hito en por los menos tres aspectos, en primer lugar, al inaugurar un modo de gestar desde la generosidad, evitando así, que el ego nos marque la cara.
En segundo lugar, al generar la posibilidad de coproducir, es decir, hacer posible una idea, necesidad, deseo, sin que la cuestión de los recursos materiales se convirtiera en un impedimento ni que las múltiples tareas de acopio de material, corrección, producción y difusión, sea una empresa titánica o de sumisión.
Por último, en problematizar el proceso de trabajo al pensar en la desigual participación de las mujeres en espacios macro y micropolíticos, como por ejemplo el mundo editorial, la cantidad de mujeres que escribieron y no fueron publicadas, en las que fueron publicadas bajo una lógica hegemónica de la publicación, en la invisibilización en cánones literarios, programas de las facultades, libros de texto, reseñas en los medios, espacios en la televisión.
Este libro rompe esa fotografía, esparce sus fragmentos por el aire y nos convoca a escuchar, compartir, luchar y participar en una celebración.
Quiénes sino nosotras para hacer presentes nuestras voces entramadas de filiaciones transparentes y fuertes como la tanza que sostiene el peso de un cuadro. Un hilo que se vuelve práctica, al entendernos, acompañándonos.
Pero también para hacer presentes los cuerpos que no están.
Esa tensión que atraviesa, como si fuera un rayo, la casa, los lugares de trabajo, las aulas, moviendo los cimientos de nuestra escritura y nuestra organización.
Ahora somos quienes trabajamos con otras las palabras que dejan de ser privilegios, sacrificios, engranajes útiles, inofensivos y esperables de una maquinaria discursiva desgastada recompuesta por nosotras con poemas.
Así, quizá hayamos dejado de ver un fragmento de la cara en un espejo de mano para vernos de cuerpo entero y de pie en otro en el que entramos todas.
La publicación de un libro, en tanto conquista de una imagen deformada, voces que se alzan tuercen por donde van.
Provoca la sensación de una especie de milagro.
O de justicia.
Ese es el camino.
Que sea LEY!
Tamara Domenech