domingo, 29 de junio de 2025

Presentación de Nocturna. CENS Nº86, Ciudad de Buenos Aires.

El jueves 26 de junio presentamos “Nocturna”, una publicación que reúne textos escritos por estudiantes de primer año, en el marco de la materia Lengua y Literatura, en el CENS Nº 86.

Estoy convencida de que, si creamos, ampliamos y otorgamos la posibilidad a que todas las personas digan “yo”, esto redundaría en una sociedad mejor. Porque cada unx tendría la oportunidad de salir de la rueda de las obligaciones y los entretenimientos diarios para adentrarse en la corporalidad de las cosas, en la historia de los cuerpos.

Creo en la literatura justiciera, con mano propia, abogo por la idea de que no sólo podemos formarnos a partir de la lectura de autorxs que tuvieron la panza llena, estudiaron, se formaron en el exterior y escribieron sobre “lxs otrxs”: gauchos, mujeres, indígenas, jóvenes, trabajadorxs, alumnxs, sino que es hora de crear políticas de la palabra singular, áulica, barrial, federal para nutrirnos de “verdad”.

Agradezco a la directora Marcela Casaubon por la libertad con la que pudimos trabajar, a Sol Arrese por la maquetación y a cada escritor por los hermosos textos que ya forman parte del corazón lector: Santiago Aciar, Kiara Albarracín, Pilar Aquino, Gladys Chavarría, Adriana Silvia Fahler, Isaac García, Gloria García Fernández, Celeste Leiva, Natalia Medina, Raquel Mulhetalhev, Bruno Olmedo, María del Milagro Marroquín Ruiz, Nicolás Alejandro Sotomayor, Diego Toledo y Bea Turner.

Esta publicación pese a que no fue editada por Ediciones Presente, late con el mismo espíritu: “una editorial que reivindica la acción de regalar y la importancia de las sorpresas para la vida”.

Las sorpresas son las voces que están atrás, abajo, adelante, al lado y todavía no conocemos.

¡Vayamos tranquilxs por esos encuentros!


Noctura

Tengo la enorme alegría de presentar a una serie de autorxs que conocí a propósito de darles Lengua y Literatura en el CENS -Centro Educativo de Nivel Secundario- N° 86, de Villa del Parque.

Ellxs son: Santiago Aciar, Kiara Albarracín, Pilar Aquino, Gladys Chavarría, Adriana Silvia Fahler, Isaac García, Gloria García Fernández, Celeste Leiva, Natalia Medina, Raquel Mulhetalhev, Bruno Olmedo, María del Milagro Marroquín Ruiz, Nicolás Alejandro Sotomayor, Diego Toledo y Bea Turner.

Con ellxs compartimos, a lo largo de un año, una serie de lecturas de escritorxs consagrados y otrxs que no. Me refiero, por un lado, a: Abelardo Castillo, Silvina Ocampo, Roberto Arlt, Leopoldo Marechal, Alfonsina Storni, Gabriela Mistral; por el otro, a: Morena Vega, Marta Febré, distintos autorxs compilados por Paul Auster en el libro Creía que mi padre era dios. En ambos casos resaltamos el trabajo de lxs editorxs que son quienes tienen a su cargo el trabajo artesanal, sensible y minucioso de dar a conocer voces.

Desde el primer día de clases, lxs invité a disfrutar de la lectura y la escritura, puesto que considero que, si bien son importantes las reglas de la lengua, ese contenido tiene que venir después de haber saboreado un plato, o haber aprendido a andar en bicicleta, -paladar/pedaleo- actividades con las que suelo comparar la escritura: el alimento, la aventura, la libertad.

Pensar, evocar, recordar, inventar: qué quieren decir, qué necesitan expresar, qué palabras quedaron atrapadas en cuartos oscuros: carpetas, cuadernos, habitaciones, casas, la mente, el corazón y tienen la oportunidad de salir a encontrarse con otrxs, dejar de estar solas, esas palabras.

En un tiempo y un espacio sagrado: el aula. Espacio en el que solo tienen que escuchar sus voces, cederles el paso, darse prioridad, puesto que estxs autorxs tuvieron que dárselas a otras personas antes que a ellas mismas: padres, madres, hijxs, nietxs, jefes, esposos y esposas.

Por eso es imprescindible la escuela pública, porque es el cuarto propio, como diría Virginia Woolf, en el que miles de personas encuentran un lugar para escucharse y escuchar a lxs demás.

En este sentido, para resaltar la importancia de la escuela, la calidad y la calidez que podemos encontrar allí, les propuse la reversión de los exámenes escritos -que tan nerviosos nos ponen, porque quizá, justamente, nos recuerdan a los exámenes médicos en los que estamos solos- en un conversatorio literario, disponiendo en el patio mesas y sillas como si estuviéramos en un bar. Esto para la primera parte del año y, para la segunda, la publicación de un libro, en el que festejáramos la valentía para exponer fragmentos de historias, a partir de las lecturas antes citadas.

Estoy convencida de que, si creamos, ampliamos y otorgamos la posibilidad a que todas las personas digan “yo”, esto redundaría en una sociedad mejor. Porque cada unx tendría la oportunidad de salir de la rueda de las obligaciones y los entretenimientos diarios para adentrarse en la corporalidad de las cosas, en la historia de los cuerpos.

Por último, cada unx de ellxs optó por firmar con su nombre y apellido los escritos, como así también, la de hacerlo con un seudónimo o nombre de fantasía que le permitiera escribir disfrazándose. Ese es un recurso muy usado en este juego en serio que es la escritura porque, como mencioné antes, requiere valentía y una enorme responsabilidad. Por cuanto invita a un juicio, a tomar posición en el mundo y frente a lxs otrxs. Dejamos de ser indiferentes.

Nocturna rinde homenaje a un momento del día que es cuando lxs estudiantes culminan sus trabajos, van a la escuela y se disponen a crear.

 

¡Pasen y lean!

¡Ojalá disfruten estos textos tanto como nosotrxs!

Tamara Domenech

 

Parte de mí

 

En mi adolescencia tenía una foto de cuando tenía cinco años, era la única de mi niñez, era como si me completara, es parte de mí. Al verme como era de pequeña, esa infancia que no tengo recuerdos. Pero la perdí y hasta el día de hoy me arrepiento porque no la cuidé.

Mi hermano, el más pequeño, la rompió justo donde estaba yo y no la pude recuperar, me dolió tanto, me enojé mucho y le reclamé a mi madre por qué solo tenía una foto mía. En cambio, de mis hermanos tenía un montón y siempre hablaba de ellos, pero ella no me dijo nada, ni le importó, y yo tampoco le reclamé más, ni volví a hablar de eso.

Desde mis catorce años, me saco fotos todo el tiempo, sola o con mis amigas, en los lugares a los que voy, así dejo algo de mí, como mis recuerdos, recordar quién soy, que estoy viva, que tengo un nombre.

De eso se trata.

Pero sí tenía muy presente esa foto de cuando tenía cinco años, nunca más la voy a recuperar y me gustaría poder mostrarles a mis hijos, cómo era yo de pequeña, mostrarles cómo era su madre. 

Natalia Medina

Mi casa de infancia

 

La casa de mi infancia: sueños en mi memoria, aunque llenos de pena.

Sus paredes son testigos de mis primeros pasos, risas, llantos y maltrato y son, mayormente, las que saben cada uno de mis muchos secretos ocultos susurrados al viento, al aire, muchas veces con mi cara llena de lágrimas.

En su jardín, donde el pasto verde crecía como un manto, solo en mi imaginación yo jugaba, porque en realidad solo veía al resto de mis primos hacerlo, mientras que hacía el oficio de la casa: lavaba la ropa y creía que era carnaval porque tocaba el agua, re ilusa o inocente a mi corta edad.

La nostalgia me invade al recordar todas las noches de invierno, y yo con mi perro esperando a que los días pasaran rápido y las noches se acabaran.

A veces, pensaba que estaba maldita o que dios no existía para mí, cuando veía a otras niñas que eran felices en su casa, con su madre, padre y hermanos y yo tenía que conformarme con la familia que me mandaba.

Sólo cuando iba a bañarme me perdía en el agua caliente, pero, a penas, tocaban a la puerta y mi mundo se apagaba volviendo a mi realidad.

Mi historia es un tesoro invaluable, aprendí con ello la famosa frase que dice: “LO QUE NO TE MATA TE HACE MÁS FUERTE” y muchos me dirán por qué esa casa, y no la quiero porque le pertenecía a mi madre y hermanos, pero ahí están mis recuerdos con mi perro fiel, el que hacía que cuando yo quería morir me daba ánimos de seguir, con él, ahí, en mi cuarto acurrucados.

María de Milagro Marroquín Ruiz

 La foto más preciada

 

Me hubiese gustado tener una foto de mi persona cuando estaba en la primaria. En ese entonces, usaba dos colitas o trenzas, el cabello largo.

Un día vi una foto mía en mi adolescencia, la tenía mi mamá en blanco y negro, pero, después de un tiempo, se perdió. Nunca más la vi. Siempre la recuerdo con mucha nostalgia. Era una foto sin marco.

Me gustaba cuando mi hermana mayor me peinaba, me hacía trenzas y me ataba un moño rojo o celeste.

Quizás la hayan encontrado mis hermanas. Si la pudiera volver a ver sería fantástico, así podría atesorarla, mirarla y mostrársela a mis seres queridos.

Cuando pienso en esa foto, también pienso en quién me la habrá sacado porque no había fotógrafo en mi pueblito, Topador, Uruguay.

Creo que mi hermana mayor tenía una cámara fotográfica.

Tengo esperanza de hallarla, ¡qué feliz me pondría!, la guardaría en un lindo cuadrito.

Raquel Mulhetalhev

 La Panadería Escalofriante

 

Un día llegué al trabajo como todas las mañanas, saludé y me fui a cambiar para arrancar.

La dueña de la panadería, llamada Olga, una mujer mayor de 75 años, a veces venía de mal humor y nos trataba mal a todos. Pero conmigo tenía un problema.

Ese día me llamó y me dijo:

- ¡Pilar!, ¡acercate!

- Sí, señora, qué necesita.

- Tomá, contá la plata.

- Ya la conté, señora Olga.

- Sí, ya sé. Contá de nuevo.

Entonces, yo enojada seguí despachando.

En ese momento, se acercó y me dijo:

-Pilar, vení y contá el dinero.

Yo en ese momento le contesté que no lo iba a hacer.

Entonces, lo arrojó al suelo y me dijo:

- Ahora, recogé toda esa plata del piso y dámela.

- No, no lo voy a hacer.

Eran tantos los gritos de la señora que se acercó el esposo, Carlos, de 75 años.

Habiendo escuchado todo lo ocurrido me dijo:

-Pilar, andá nomás, seguí trabajando y olvídate de lo sucedido.

-Sí señor, esto es una falta de respeto.

Ahí, me explicó que la esposa no estaba bien de salud, que se habían enterado que tenía cáncer.

Yo me sentí muy mal, sin tener la culpa de nada.

A partir de ese día todo cambió para todos.

Haciendo que la señora Olga se sienta bien, trabajando en armonía con todas nosotras.

Pilar Aquino

 En el 2015 yo trabajaba en “Olimpo”, una cascotería en un barrio de la provincia de Buenos Aires.

Resulta que un día me lastimé el dedo de un pie, la ART me había dado reposo hasta que me mejorara, pero ellos querían que laburara igual.

Un día me llamaron a la oficina para firmar un papel y yo no sabía que era un papel de despido. 

Diego Toledo

 Todavía me hacés falta


Mamá por qué te fuiste tan joven

tan pronto

sin despedirte, ni enseñarme tantas cosas:

A cómo comportarme como novia,

como pareja, como mamá.

A hacer mi vida, el día a día

cuando enfermamos, una opinión,

un consejo, a cómo seguir mi camino.

Sé que es un poco egoísta de mi parte 

empezar con reclamos y quejas.

Pero me sentí absolutamente sola

cuando te fuiste porque, a pesar

de quedarme con muchos familiares,

me faltabas vos, mi amiga, mi confidente,

mi protectora, mi mamá…

Hasta el día de hoy te sigo extrañando

después de tantos años todavía me haces falta.

Pero no me olvido de todo lo que

vivimos juntas, tuve el privilegio, al ser la mayor,

de vivir con vos

la mayoría de los años que compartimos juntas

alegrías y tristezas,

silencios más que palabras.

Yo quería que te quedaras conmigo

pero Dios quiso llevarte para que

no sufrieras más, y yo lo acepté,

con el dolor en el alma que por un

largo tiempo no pude dejar de sentir.

Pero dicen que el tiempo lo cura todo,

para mí un poco, porque te sigo extrañando.

                                                                                                                                                Tu hija Gloria

“Arte” IA

 

Generada por una sugerencia,

desprovista de cualquier vida.

Una amalgama de artistas

Sangre,

        Sudor,

                     Lagrimas.

Una abominación.

 

Seis dedos,

y una cara incompleta.

Yo diría que es como un frankenstein,

pero, incluso él, tenía emociones.

 

No solo es un insulto a los creativos,

sino a la vida misma.

Puede que mi arte no sea perfecto,

pero al menos es mío.

 

“Arte” IA no es arte real.

 Bea Turner

Tyron, el rey de la casa

 

Tiene un lomo color dulce de leche con manchas blancas

su estilo es chiquito, gordito y bravo

¡pero es nuestro hijo!

Le decimos Tay o a veces Taycito 

aunque a veces parece un leoncito

porque gruñe y muerde

con nosotros es puro amor.

Le gusta dormir y comer

no le gustan los perros peluditos como él.

Prefiere la casa sin tanto ruido.

Dicen que es perro, pero no les creo,

si lo ven dormir parece un muñeco.

Es nuestro bebé de cuatro patas cortas

con cara de enojado. 

Adriana Silvia Fahler

martes, 21 de enero de 2025

Novedades: Tiempodorado.com

















 

Poesía
 
Lo que queda al descubierto después de un accidente

Poemas sobre alimentos, vajilla y objetos que estuvieron guardados durante siete años en una alacena y que un día, al caerse, dejó al descubierto el corazón de una familia hecho de cacharros, ilusiones, frascos y paquetes. 2021.
 
Desenraizadas

Poemas sobre a raíces que parecen letras. 2021.
 
Mensajes que entran en un ínfimo papel de carta

Poemas escritos para hacer compañía. 2022.
 
La mujer que entiende el lenguaje de las plantas
Libro que recibió una mención especial en el Concurso de Poesía Néstor Perlongher, Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires. 2024.
 
Narrativa

 
Alrededor de una mesa de fórmica verde
Libro que reúne y recrea las voces de las mujeres con las que me crié. 2021.
 
Esposa

Trata sobre el traslado de diez hombres desde distintas comisarías hasta otro lugar en el que quedarán apresados. Está conformada por tres capítulos, el primero que se titula Actos, que apunta a las situaciones o los motivos por los que cada uno de ellos quedó detenido; el segundo que se titula Nombrar, en el que tienen que enunciar su nombre y apellido, tal cual figura en el Documento Nacional de Identidad, frente a las fuerzas de seguridad que registran lo sucedido y el tercero que se titula Noche que se relaciona al traslado, propiamente dicho, y las situaciones que viven gracias al conductor de la camioneta que se llama Chófer. 2021.
 
Verde Gusano

Es una novela constituida por cuatro partes, a saber, Espacio, en el que la narradora repasa un muestrario de lo que observa en un lugar al que accedió sin ser invitada; Trabajadorxs, entre los que se encuentran: la Mujer Bienvenida, Portal, Cecyl, Matar, el Hombre Sombra, Princesa Pobre, Libra, Guita, Gato, Rey y Adán; Interacciones, en el que lxs personajes se enfrentan unos con otrxs en la confección de un plan supra institucional y Puntos sueltos de una formación que recorre las chispas a partir de las cuales adherir o no a lo existente. 2021.
 
Una cereza al marrasquino en el centro vacío de una rodaja de ananá sobre una bandeja de plata

Reúne cuentos escritos en tercera persona sobre situaciones de la vida cotidiana. 2022.
 
Espuma

Es una novela en cuatro capítulos y un epílogo sobre la historia de una persona desde que fue niña e iba al colegio acompañada de una vecina hasta que creció, se puso de novia, tuvo tres hijos y se fue a vivir a una localidad balnearia. A partir de que conoce a otra vecina, que luego se hace amiga la vida rutinaria se da vuelta y comparte con ella momentos que nunca había compartido con nadie.
Es un libro basado en la potencia de la pintura, el trabajo, el azar y la amistad. 2024.
 
Recolecciones

Experiencias didácticas

Registra experiencias de talleres de escritura que di en escuelas primarias, secundarias, hospitalarias y en la universidad, como así también en una plaza, un centro cultural y en mi propia casa, entre el año 2016 y el 2021.
 
¿Te gustaron mis canciones?
Rememora y transcribe canciones escuchadas durante la infancia. 2024.
 
El tiempo de paso en las palabras

Reúne cronolectos usados por jóvenes. 2024.
 
Tomar apuntes

Está constituido por notas que tomé de la obra completa de Rodolfo Kusch y luego pinté sobre papel. 2024.
 
Diario de una profesora de escuelas secundarias

Recolecta días de trabajo e imágenes de restos, olvidos, pasatiempos. 2024.
 
Fiushh

Rastrea sonidos de Nueva Atlantis, un balneario de la Costa Atlántica Argentina, y dibujos a partir de la escucha, realizados por integrantes de la familia y amigos. 2025.
 
Obra visual

 
Aprender a divertirse no es arte

Compila obra visual. 2021.
 
Pelina

Es una niña que se relaciona con 29 peinados. Las acciones se despliegan en 3 o 4 cuadros como si fuera un cómic. 2022
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domingo, 29 de diciembre de 2024

jueves, 19 de diciembre de 2024

Éramos amigos antes de conocernos. Romeo Ezpeleta y Lanfranco Ezpeleta. Microgalería. Loyola 514.

Foto Sol Arrese

En el mes de septiembre, de este año, volvíamos de un viaje con una amiga que se está preguntando si quiere ser mamá, y uno de los temas que la aquejaba era el hecho de dejar de compartir momentos con lxs amigxs que se tienen cuando alguien no lo es. Entonces, le respondí que cuando unx decide ser mapadre conoce a otrxs que se pueden convertir en amigxs: en el hospital, en los cursos de preparto, en las salas de espera, en las plazas y/o en la puerta de la escuela. Por ejemplo, le comenté, como lo conocí a Lanfranco Ezpeleta, en el patio de la Escuela N°9 “Berón de Astrada”, mientras esperábamos a nuestros hijxs que salieran o entraran al jardín. Me acuerdo, aún hoy, que un día lxs llevamos a la plaza que está al lado y, mientras ellxs se subían y bajaban del tobogán, nosotrxs nos dimos cuenta que teníamos muchas cosas y recorridos en común. En relación al arte, la escritura, la docencia. Así fue que nos hicimos mejores amigos, de esos con los que nos gusta estar, compartir y crear.

Con él realizamos tres ediciones maravillosas: “Duraremos más que el tiempo”, “Disfraz” y “El 22”, libros que reúnen parte de su trayectoria artística docente, gracias a las cuales lxs estudiantes no sólo presentaron sus producciones fuera de la escuela, sino que tuvieron la posibilidad de darle a sus palabras, dibujos y fotografías el estatuto de arte, la importancia de dedicarle un tiempo, un espacio y condiciones de recepción a eso que permanece muy guardado, en silencio, plegado, en el cuarto oscuro de la casa, la habitación, la carpeta, la mente, el corazón.

En ese momento, nos juntábamos en su casa, que quedaba cerca de la escuela, y como ya había nacido Romeo lo cuidábamos mientras trabajábamos. Algo que me llamaba la atención, cuando tenía dos o tres años, era cómo jugaba solo con sus muñecos de madera que guardaba en un carrito. Y, no sé si fue así, o lo inventa ahora mi memoria, balbuceaba, inventaba historias para esos personajes.

Cuando Rome terminó el jardín y comenzó la primaria tengo otro recuerdo que no está lejos de eso que viví con los dos, esas tardes de arte y crianza. Y fue que había comenzado a hacer libros con hojas blancas que su padre abrochaba y  sobre las cuales inventaba cuentos con fibras y palabras.

Esa colección quizá sea una de las cientos de antesalas del trabajo que se presenta hoy, momentos compartidos entre un padre y un hijo, en los que ambos encontraron en los mismos materiales una manera de la alegría.

Como transmiten la energía, los sueños, los inventos del trazo de una persona, todavía en edad escolar, y los colores, la permanencia/confianza que la fibra, un padre da.

Esta es la primera muestra de un hijo que dibuja y un padre que colorea.

De dos personas amigas antes y después de conocerse.

Un poco como pasa con los mejores amigos, se eligen desde la historia sin mediar palabras, es un flash para toda la vida.

¡Adelante, pasen, vean y déjense llevar por el futuro, la amistad!

 

Tamara Domenech

Diciembre, 2024


 

sábado, 2 de noviembre de 2024

I Concurso de Poesía "Néstor Perlongher". GPBA.


¡Qué alegría tan grande! El libro "La mujer que entiende el lenguaje de las plantas" recibió una mención especial, en el I Concurso de Poesía "Néstor Perlongher". Gracias al jurado, compuesto por: Diana Bellessi @dianabellessi, Roberta Innamico @roberta_la_robotita y Sergio Raimondi @sergioraimondi y a lxs trabajadorxs de la Dirección Provincial de Promoción a la Lectura que depende del Instituto Cultural, GPBA. @provinciaba @kicillofok @fsaintout @buenosaireslectora @ximetalento @buenosairescultura ¡Felicitaciones a todxs! Nos vemos el 9/11 en el Teatro Argentino de La Plata, en el marco del II Festival Bonaerense de Poesía. ¡Gracias!

 

miércoles, 30 de octubre de 2024

Apunte Poemas por Flor Monfort y Noe Vera. Gracias infinitas! Azar y Amor!


*

En la bolsa de tela que uso todos los días, llevo entre tantos otros, un objeto muy preciado. El libro de Tamara me acompaña desde que lo tengo de acá para allá. Ella encuentra perlitas en el mar que es la ciudad en la que vivimos, la escuela donde trabaja, el transporte público, la casa familiar. Encuentra piedras en el camino también de la vida ordinaria y las talla como se talla una piedra preciosa. Las guarda en su propia bolsa de recolección que en el mundo de la poesía, es un cuadernito en papel o una carpeta de borradores en la nube y un día estas obras que son sus apuntes que son sus poemas se comparten, viajan, ganan un premio. Un buen día se ponen un traje ¡ya son libro! y se presentan. Hoy es ese día y celebramos que exista Apunte poemas. Un libro que a cada paso discute y festeja en parecidas proporciones sus condiciones de existencia.

 

++

 

Tamara da una puntada certera ahí donde se anidan las cosas de todos los días. Fue uno cualquiera de 2012 cuando la conocí y entendí que ella situaba en el lenguaje un sistema de pensamiento que hacía del compromiso colectivo una diadema. Fuimos a la plaza a hablar de maternidades y entre nosotras ya se trenzaba un cuento que dura hasta estos días, tantos años después. Observo ese espacio de tiempo desde que la conozco y sé que las veces que nos vimos no son tantas como hubiera querido, pero que ese tiempo siempre estuvo revestido de un polvo de agua, una sal de estrellas, ese detalle polvo ultra fino de pensar en la otra a la distancia y convidarse una pequeña frase alada moviendo la boca, en el silencio de la madrugada.

 

*

Dice un poema que los concursos literarios deberían ser superados con una fórmula comunitaria en la que ganen no unas pocas sino todas las voces que participan y se reúnan en un libro bien gordo, que se parezca a una reunión en la que cada una cuenta lo que quiere contar. La utopía de una antología cuasi infinita a la manera de multitud en una fiesta.

Tamara piensa todo el tiempo en cómo mejorar las cosas. En cómo se superan los límites de Burocracia, Cultura, Estado. Y en cómo hacerlo juntxs. Porque también está llena de límites nuestra vida vincular. Y nos acostumbramos. Nos separan algoritmos, roles, instituciones, precarización, mandatos, jornadas laborales y un largo etcétera de necesidades. Por eso en estos poemas lo más importante parece ser sacarnos las anteojeras de la vida alienada y estrechar nuestras verdades. Acercarnos, conocernos.

Como ese poema en que se lamenta no haber ido a un festejo de cumpleaños con facturas en la vicedirección al que invita una señora desconocida. Y en el poema “Clase” leemos algo de cada estudiante, un detalle, una particularidad que nos permite “verlos” fuera del montón y nos da una idea de quienes habitan hoy las aulas y nos dan ganas de saber aún más.

 

Miranda hace todo rápido porque se va a vivir a España

Thiago no sabe si seguir derecho o letras

Jonathan cumple

Amanda dibuja

Andrés está triste

Lucas critica

Valentina escucha música.

 

La profesora que es el yo poético en muchos de estos poemas se empeña en cautivar adolescentes hacia la escritura, que hagan del tedio y de la mente en blanco un espacio de liberación. Y ese espacio de expresión que se busca resultará  también un lazo, una conexión entre personas en un marco institucional que por defecto les asigna roles estancos. En el poema Espera la profesora aprovecha para charlar con las y los estudiantes, traer sus vidas al aula  “Me quedo contenta de conocer otras cosas sobre ellxs”, dice. En los poemas de Tamara Domenech, los personajes gozan de salirse de los roles, del determinismo. Aunque sean movimientos mínimos en circunstancias cotidianas.

 

++

La operación que hace vuelve hermosos hasta los verbos, que no son de mi preferencia. porque en los verbos ella sitúa los motorcitos que arman el espacio común y es un salon de baile con sus personajes preparados para danzar. Tomo sus versos: promover un estado de rebalse
un licor rosa, azul, verde, turquesa que llega a penetrar
espacios estrechos
silenciados

olvidados

impensables
que embriaga el abandono de las instituciones

En ella se funden el deseo del bien común, algo tan necesario en estos días oscuros, y la vitalidad de quien no se cansa nunca de perseguir la honestidad como bandera. Es la literatura pero también es el alimento, el agua, las cosas ordenadas, los colores y los ámbitos, un bosque, la rudeza del asfalto, la piel escamosa que recoge el polen del aire y el tedio de algunas horas. Yo también quiero aprender de ella, beber de su savia poderosa y animarla a que escriba siempre más y que no deje de animarme con ese poder de hada, a no dejar nunca de mover los tentáculos.

 

*

Hay mucho mundo onírico, ensoñación. Un poema lleva como título Trata de universitarias y habla de un sueño que mediante la hipérbole ilustra bien la realidad laboral de lxs docentes, las  horas que no se pagan y la dimensión esclavizante. En ese sueño se sublima un problema. Un compañero pone en palabras, reclama en asamblea y eso alivia “sus palabras me salvan de la realidad”, dice la voz que escribe y sueña.

 

++

su poesía se mete en los pliegues, porque qué es la poesía sino esos pliegues, esos rosas (flor, lengua, labios, nube, chicle, herida) y ese hacer adentro de las palabras que la pone a andar en bicicleta, a mirar por la ventana del 34, a ofrendar una sonrisa, a mirar la hoja seca que cae de un árbol en toda su desnudez. ¿Cómo se sonríe entre las letras? sale el mar de las piedras preciosas que son estos apuntes para darse de lleno con la orilla y volver a rumiar con fuerza en el territorio, donde se anida, se cuida, se respeta pero sobre todo se profesa la fe en los oficios.

 

*

En estos apuntes los momentos inesperados de la vida se subrayan con resaltador. Como un pie que escucha el latido del corazón de la instructora de yoga. ¿Un pie que escucha? Sí. Porque la poeta que toma nota lo hace con sus sentidos expandidos. No es una mera licencia poética, un recurso literario llamado sinestesia que pone a confundir tacto por oído, olfato por gusto. Es el registro sensible de un encuentro entre dos personas que hacen algo juntas. Y en un ejercicio de estiramiento cuando todo el cuerpo está presto a sentir, los corazones humanos pueden oírse con la consciencia alojada en todo el cuerpo

 

++

 

Cuál es el punto de fuga? dice Tamara: y ahí empieza el laberinto de hielo, pero no por frío sino por robusto, lo contundente de la afectividad, la ternura como tractor político. Donde hay quien observa, y la imagino a Tamara mirando una taza y volviéndola bella solo por el hecho de posarla en su mano y mirarla, donde hay quien observa digo, hay algo que crece fuerte, raíces eternizantes, como los libros que se leen en la infancia en la luz de un velador. Podría no conocerla e igual imaginarla rodeada de cuadros, de rostros hermosos, de labios que le dictan emociones y ella borda pacientemente. Son nombres en un almohadón de aquellas personas a las que ya tocó con su magia palabra. No son apuntes, son resonancias de gong en las cabecitas, un volver a mirar y volver a elegir y volver a sentir.

 

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Encuentro un arte poética en este libro llamada Palabras que declara, creo, la poesía como instrumento para estar en el mundo, para actuar, para accionar, civil y políticamente. No hay para esta poética un mundito paralelo (el de la lectura, el del arte) sino el que habitamos cada día, humanamente. Las palabras que comprenden un poema se encuentran en: documentos, pasacalles, cartas, grafitis, números de teléfono, invitación a una fiesta, dibujo sobre un vidrio empañado. La poesía está diseminada en todas partes, solo hay que escucharla y destacarla. Así trabaja la poeta. Y también la profe en el aula. No hay distinción. En el poema Devoluciones se transcriben palabras de otrxs, se cita a sus interlocutores. Dice una estudiante sobre una proyecto escolar:  “Es reconfortante darme cuenta de que cada cabeza es un mundo y ver la dualidad, ser única y diferente es mi felicidad”. En la poesía de Tamara todas las voces entran, son poesía. Y los libros encierran lo que alguna vez tuvo vida. Pero mejor que no se encierren, dice también. Mejor que tengan puertas y ventanas que dejen entrar el vaivén de los cuerpos cuando están frente a otros.

En este sentido, estos poemas, que son piedras afiladas con lucidez, amor y atención, apuntan. Contra la mecánica de la ciudad globalizada antropófaga que nos atomiza, que nos quiere carne pulverizada. Porque la poesía de Tamara Domenech insiste en la unión de las personas, en devolverles su integridad y en la integración de saberes, disciplinas, cosmovisiones: voces que el arte reúne siendo “un centro imaginario de festejo”. Porque la salida, como sabemos, es urgente y colectiva. Y es preciso insistir y no olvidarnos. Y reunirnos. La guerra que hacemos las mujeres desde la escritura se desata con poesía, llenando el planeta de diversidad, redes humanas, animales, flores y libros chiquitos. Como nos hizo ver en sus lecturas, en su teoría y en su poesía la Tamara mayor: Tamara Kamenszain.

Libros chiquitos como este que nos devuelven a la fuerza de lo que está vivo, dialogan con sus pares y plantan en nuestras vidas semillas de transformación que prenden en varios puntos del planeta. Apunte poemas no se cierra sobre sí, no se aísla, forma parte de algo mucho más grande. Es verdad que desatamos una guerra que susurra y tarda pero avanza y se expande como una mancha de menstruación en el paño blanco del mundo.