Tamara Domenech
sábado, 2 de noviembre de 2024
I Concurso de Poesía "Néstor Perlongher". GPBA.
miércoles, 30 de octubre de 2024
Apunte Poemas por Flor Monfort y Noe Vera. Gracias infinitas! Azar y Amor!
*
En la bolsa de tela que uso todos los días, llevo entre
tantos otros, un objeto muy preciado. El libro de Tamara me acompaña desde que
lo tengo de acá para allá. Ella encuentra perlitas en el mar que es la ciudad
en la que vivimos, la escuela donde trabaja, el transporte público, la casa
familiar. Encuentra piedras en el camino también de la vida ordinaria y las
talla como se talla una piedra preciosa. Las guarda en su propia bolsa de
recolección que en el mundo de la poesía, es un cuadernito en papel o una
carpeta de borradores en la nube y un día estas obras que son sus apuntes que
son sus poemas se comparten, viajan, ganan un premio. Un buen día se ponen un
traje ¡ya son libro! y se presentan. Hoy es ese día y celebramos que exista Apunte poemas. Un libro que a cada paso
discute y festeja en parecidas proporciones sus condiciones de existencia.
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Tamara
da una puntada certera ahí donde se anidan las cosas de todos los días. Fue uno
cualquiera de 2012 cuando la conocí y entendí que ella situaba en el lenguaje
un sistema de pensamiento que hacía del compromiso colectivo una diadema.
Fuimos a la plaza a hablar de maternidades y entre nosotras ya se trenzaba un
cuento que dura hasta estos días, tantos años después. Observo ese espacio de
tiempo desde que la conozco y sé que las veces que nos vimos no son tantas como
hubiera querido, pero que ese tiempo siempre estuvo revestido de un polvo de
agua, una sal de estrellas, ese detalle polvo ultra fino de pensar en la otra a
la distancia y convidarse una pequeña frase alada moviendo la boca, en el
silencio de la madrugada.
*
Dice un poema que los concursos literarios deberían ser
superados con una fórmula comunitaria en la que ganen no unas pocas sino todas
las voces que participan y se reúnan en un libro bien gordo, que se parezca a
una reunión en la que cada una cuenta lo que quiere contar. La utopía de una
antología cuasi infinita a la manera de multitud en una fiesta.
Tamara piensa todo el tiempo en cómo mejorar las cosas. En
cómo se superan los límites de Burocracia, Cultura, Estado. Y en cómo hacerlo
juntxs. Porque también está llena de límites nuestra vida vincular. Y nos
acostumbramos. Nos separan algoritmos, roles, instituciones, precarización,
mandatos, jornadas laborales y un largo etcétera de necesidades. Por eso en
estos poemas lo más importante parece ser sacarnos las anteojeras de la vida
alienada y estrechar nuestras verdades. Acercarnos, conocernos.
Como ese poema en que se lamenta no haber ido a un festejo
de cumpleaños con facturas en la vicedirección al que invita una señora
desconocida. Y en el poema “Clase” leemos algo de cada estudiante, un detalle,
una particularidad que nos permite “verlos” fuera del montón y nos da una idea
de quienes habitan hoy las aulas y nos dan ganas de saber aún más.
Miranda hace
todo rápido porque se va a vivir a España
Thiago no sabe
si seguir derecho o letras
Jonathan cumple
Amanda dibuja
Andrés está
triste
Lucas critica
Valentina
escucha música.
La profesora que es el yo poético en muchos de estos
poemas se empeña en cautivar adolescentes hacia la escritura, que hagan del
tedio y de la mente en blanco un espacio de liberación. Y ese espacio de
expresión que se busca resultará también
un lazo, una conexión entre personas en un marco institucional que por defecto
les asigna roles estancos. En el poema Espera
la profesora aprovecha para charlar con las y los estudiantes, traer sus vidas
al aula “Me quedo contenta de conocer
otras cosas sobre ellxs”, dice. En los poemas de Tamara Domenech, los
personajes gozan de salirse de los roles, del determinismo. Aunque sean
movimientos mínimos en circunstancias cotidianas.
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La
operación que hace vuelve hermosos hasta los verbos, que no son de mi
preferencia. porque en los verbos ella sitúa los motorcitos que arman el espacio
común y es un salon de baile con sus personajes preparados para danzar. Tomo
sus versos: promover un estado de rebalse
un licor rosa, azul, verde, turquesa que llega a penetrar
espacios estrechos
silenciados
olvidados
impensables
que embriaga el abandono de las instituciones
En
ella se funden el deseo del bien común, algo tan necesario en estos días
oscuros, y la vitalidad de quien no se cansa nunca de perseguir la honestidad
como bandera. Es la literatura pero también es el alimento, el agua, las cosas
ordenadas, los colores y los ámbitos, un bosque, la rudeza del asfalto, la piel
escamosa que recoge el polen del aire y el tedio de algunas horas. Yo también
quiero aprender de ella, beber de su savia poderosa y animarla a que escriba
siempre más y que no deje de animarme con ese poder de hada, a no dejar nunca
de mover los tentáculos.
*
Hay mucho mundo onírico, ensoñación. Un poema lleva como
título Trata de universitarias y
habla de un sueño que mediante la hipérbole ilustra bien la realidad laboral de
lxs docentes, las horas que no se pagan
y la dimensión esclavizante. En ese sueño se sublima un problema. Un compañero
pone en palabras, reclama en asamblea y eso alivia “sus palabras me salvan de
la realidad”, dice la voz que escribe y sueña.
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su
poesía se mete en los pliegues, porque qué es la poesía sino esos pliegues,
esos rosas (flor, lengua, labios, nube, chicle, herida) y ese hacer adentro de
las palabras que la pone a andar en bicicleta, a mirar por la ventana del 34, a
ofrendar una sonrisa, a mirar la hoja seca que cae de un árbol en toda su
desnudez. ¿Cómo se sonríe entre las letras? sale el mar de las piedras
preciosas que son estos apuntes para darse de lleno con la orilla y volver a
rumiar con fuerza en el territorio, donde se anida, se cuida, se respeta pero
sobre todo se profesa la fe en los oficios.
*
En estos apuntes los momentos inesperados de la vida se
subrayan con resaltador. Como un pie que escucha el latido del corazón de la
instructora de yoga. ¿Un pie que escucha? Sí. Porque la poeta que toma nota lo
hace con sus sentidos expandidos. No es una mera licencia poética, un recurso
literario llamado sinestesia que pone a confundir tacto por oído, olfato por
gusto. Es el registro sensible de un encuentro entre dos personas que hacen
algo juntas. Y en un ejercicio de estiramiento cuando todo el cuerpo está
presto a sentir, los corazones humanos pueden oírse con la consciencia alojada
en todo el cuerpo
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Cuál es el
punto de fuga? dice Tamara: y ahí empieza el laberinto de hielo, pero no por
frío sino por robusto, lo contundente de la afectividad, la ternura como
tractor político. Donde hay quien observa, y la imagino a Tamara mirando una
taza y volviéndola bella solo por el hecho de posarla en su mano y mirarla,
donde hay quien observa digo, hay algo que crece fuerte, raíces eternizantes,
como los libros que se leen en la infancia en la luz de un velador. Podría no
conocerla e igual imaginarla rodeada de cuadros, de rostros hermosos, de labios
que le dictan emociones y ella borda pacientemente. Son nombres en un almohadón
de aquellas personas a las que ya tocó con su magia palabra. No son apuntes,
son resonancias de gong en las cabecitas, un volver a mirar y volver a elegir y
volver a sentir.
*
Encuentro un arte poética en este
libro llamada Palabras que declara,
creo, la poesía como instrumento para estar en el mundo, para actuar, para
accionar, civil y políticamente. No hay para esta poética un mundito paralelo
(el de la lectura, el del arte) sino el que habitamos cada día, humanamente.
Las palabras que comprenden un poema se encuentran en: documentos, pasacalles,
cartas, grafitis, números de teléfono, invitación a una fiesta, dibujo sobre un
vidrio empañado. La poesía está diseminada en todas partes, solo hay que
escucharla y destacarla. Así trabaja la poeta. Y también la profe en el aula.
No hay distinción. En el poema Devoluciones
se transcriben palabras de otrxs,
se cita a sus interlocutores. Dice una estudiante sobre una proyecto
escolar: “Es reconfortante darme cuenta
de que cada cabeza es un mundo y ver la dualidad, ser única y diferente es mi
felicidad”. En la poesía de Tamara todas las voces entran, son poesía. Y los
libros encierran lo que alguna vez tuvo vida. Pero mejor que no se encierren,
dice también. Mejor que tengan puertas y ventanas que dejen entrar el vaivén de los cuerpos cuando están frente
a otros.
En este sentido, estos poemas, que
son piedras afiladas con lucidez, amor y atención, apuntan. Contra la mecánica
de la ciudad globalizada antropófaga que nos atomiza, que nos quiere carne
pulverizada. Porque la poesía de Tamara Domenech insiste en la unión de las
personas, en devolverles su integridad y en la integración de saberes, disciplinas,
cosmovisiones: voces que el arte reúne siendo “un centro imaginario de
festejo”. Porque la salida, como sabemos, es urgente y colectiva. Y es preciso
insistir y no olvidarnos. Y reunirnos. La guerra que hacemos las mujeres desde
la escritura se desata con poesía, llenando el planeta de diversidad, redes
humanas, animales, flores y libros chiquitos. Como nos hizo ver en sus
lecturas, en su teoría y en su poesía la Tamara mayor: Tamara Kamenszain.
Libros chiquitos como este que nos devuelven a la fuerza
de lo que está vivo, dialogan con sus pares y plantan en nuestras vidas
semillas de transformación que prenden en varios puntos del planeta. Apunte poemas no se cierra sobre sí, no
se aísla, forma parte de algo mucho más grande. Es verdad que desatamos una
guerra que susurra y tarda pero avanza y se expande como una mancha de
menstruación en el paño blanco del mundo.
Palabras para la presentación de Apunte poemas, de Tamara Domenech. Gracias infinitas por sintonizar con mi corazón!
Me escapo de la crítica sesuda, de la reseña o del elogio comparativo con nombres de marca y éxito. Voy a compartir simplemente por qué me gusta la poesía de Tamara, mi experiencia lectora, como si estuviéramos en un café. Después si alguien más leyó su poesía, sería genial que pudieran contar.
A Tamara le importa la gente. A mí siempre me
sorprende eso, que me asumo misántropa. Pero cuando leo sus poemas, le doy la
razón en dos cosas: cuando me contradice y me señala que en realidad no soy tan
misántropa como me creo; y en que la política más radical que podemos poner en
práctica es el Amor. Lo ha sido siempre. Eso no significa poner cara de
buenitos ni creernos o aspirar a ser santos. Distinción fundamental que también
está bien clara en la poesía de Tamara. No es un amor en abstracto (que puede
ser llenado con cualquier concretitud bazofia). Sería un amor de clases, un
amor en el contexto de la lucha de clases, como dice Mao Tse-Tung en una
conferencia que leí estos días, y de alguna manera, como dice el Mao con el que
sueña Tamara en su poema homónimo: sueños de justicia, de justicia social, en
los que no se deja afuera de los bienes necesarios la materialidad de la
epifanía, del contacto con la naturaleza y del amor, para que esa revolución
tan imprescindible no sea solo una instrucción sino una invitación de la que
gocemos participar.
Tamara perfecciona a Mao en sueños y en
poemas.
La poesía que viene escribiendo hace años, y
que también se encuentra en este libro, es una herramienta de investigación de
ese amor combativo, es la manera de llegar a la Atención necesaria para descubrir el brillo del otro, el regalo que
trae sin saber y que nos conmueve y hace posible formar un nosotros. Es su modo
de estar atenta, nos lo cuenta y se vuelve nuestro modo al leerla y permitirnos
enfocar mejor, al hacer nuestras sus escenas o como en mi caso –reconocer– que
somos militantes de ese amor.
En Apuntes
poemas se nos señala el asombro del contacto con los otros: por ejemplo, en
“Nina”, se comparte un recuerdo a raíz de saludar y prestar atención a una
perrita con un pañuelo; en “Estiramiento”, se percibe el latido del corazón de
una profesora de gimnasia y en “Libros”, se prefiere una literatura que no esté
encerrada sino que sea un vaso comunicante.
¿Dónde me reconocí como parte de ese nosotres
que busca Tamara en sus poemas? Sobre todo en la poeta-docente. En la
trabajadora de cualquier escuela (no las que dan renombre en nuestro sistema de
validación vetusto pero vigente). Allí, la poeta-docente escucha el tintineo de
las pulseritas de la secretaria tipeando y eso es alegría. Su presencia
antisistema dentro de uno de los órganos del sistema y en la cajita del aula da
testimonio de la rajadura, inventando en la herida, y con el desconcierto, otro
paisaje. Armando un clima para que haya, en cambio, un concierto de
adolescentes animados por otra cosa que no sea la crueldad y el vaciamiento del
tecnocapitalismo. Tamara los quiere y sus clases son poemas porque como dije
antes, su poesía es Atención y Afecto.
Pienso que quizás le puso Apunte poemas por ese aprendizaje del vivir del que toma nota de
manera permanente. No porque sean poemas incipientes, o la idea de un poema aún
no terminado. Su concepto de poesía es “la vida amontonada”
“los vaivenes de un cuerpo cuando está con
alguien más”
y si hay tradición, es la de la “asamblea,
juntada, reunión o movida”
lo que “ligue el adentro con el adentro de
otrx en un afuera”.
En la poesía de Tamara hay comunidades
posibles: frágiles, vulnerables, provisorias caóticas, como la enumeración, la
lista nominal, la cita o el símil sorpresivo que caracteriza su escritura. Y
justamente por esto, son comunidades llenas de potencia. Sus poemas, me
arriesgo a decir, proponen la siguiente tesis política: no creen en la fijeza,
sino en la verdad del movimiento: es el signo de la vida.
Me arriesgo a decir que sus poemas también son
una petición, a la que me uno: no dejemos nunca de ser aprendices, escribamos,
tomemos apuntes para compartir con quien haya llegado tarde a esa clase o se tenga
que ir corriendo a preparar la comida a los chicos, los gatos, los ancianos,
las flores.
Noelia
Rivero, octubre 2024.
martes, 8 de octubre de 2024
Presentación: Apunte Poemas. 29/10 a las 18: 30 hs. Librería del Fondo.
El mismo fue seleccionado por un jurado compuesto por:
Manuel Arteaga, Fabio Betancour, Irene Marrero y María José Reina.
El certamen fue propiciado por la alcaldesa Esther Sánchez Tapia y editado por Ediciones Liliputienses, dirigida por José María Cumbreño.
Gracias infinitas a todxs ellxs, y a mis queridas amigas, hermana e hija quienes me acompañarán en esta oportunidad.
Flor Monfort @calistapunch
Noe Vera @noemaspeapod
Noelia Rivero @noenoelnoelin
Vanna Andreini @vannaandreini
Lucía Domenech @luciadomenech78
Florencia Fragasso @florfragasso
Paz Garberoglio
Gaia Gordín @gaiagordin_
Rita Schiavi @rrrrriiiita
Librería del Fondo y Centro Cultural @libreriadelfondoycc
¡Ojalá puedan venir!
sábado, 27 de julio de 2024
Gracias Marina Mariasch@poluxy por incluir un poema del libro Poética de los oficios
en esta hermosa nota: https://latfem.org/poesia-y-trabajo-trabajadoras-somos-todas/
Selva Di Pasquale @selvadelaluna
Carlos Battilana @carlosebattilana
Eduardo Mileo @mileo.eduardo
Roxana Paez
Ediciones A Capela@edicionesacapela
Imagen: Retrato de Cristina Filosi, realizado por Sonia Neuburger