sábado, 2 de noviembre de 2024

I Concurso de Poesía "Néstor Perlongher". GPBA.


¡Qué alegría tan grande! El libro "La mujer que entiende el lenguaje de las plantas" recibió una mención especial, en el I Concurso de Poesía "Néstor Perlongher". Gracias al jurado, compuesto por: Diana Bellessi @dianabellessi, Roberta Innamico @roberta_la_robotita y Sergio Raimondi @sergioraimondi y a lxs trabajadorxs de la Dirección Provincial de Promoción a la Lectura que depende del Instituto Cultural, GPBA. @provinciaba @kicillofok @fsaintout @buenosaireslectora @ximetalento @buenosairescultura ¡Felicitaciones a todxs! Nos vemos el 9/11 en el Teatro Argentino de La Plata, en el marco del II Festival Bonaerense de Poesía. ¡Gracias!

 

miércoles, 30 de octubre de 2024

Apunte Poemas por Flor Monfort y Noe Vera. Gracias infinitas! Azar y Amor!


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En la bolsa de tela que uso todos los días, llevo entre tantos otros, un objeto muy preciado. El libro de Tamara me acompaña desde que lo tengo de acá para allá. Ella encuentra perlitas en el mar que es la ciudad en la que vivimos, la escuela donde trabaja, el transporte público, la casa familiar. Encuentra piedras en el camino también de la vida ordinaria y las talla como se talla una piedra preciosa. Las guarda en su propia bolsa de recolección que en el mundo de la poesía, es un cuadernito en papel o una carpeta de borradores en la nube y un día estas obras que son sus apuntes que son sus poemas se comparten, viajan, ganan un premio. Un buen día se ponen un traje ¡ya son libro! y se presentan. Hoy es ese día y celebramos que exista Apunte poemas. Un libro que a cada paso discute y festeja en parecidas proporciones sus condiciones de existencia.

 

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Tamara da una puntada certera ahí donde se anidan las cosas de todos los días. Fue uno cualquiera de 2012 cuando la conocí y entendí que ella situaba en el lenguaje un sistema de pensamiento que hacía del compromiso colectivo una diadema. Fuimos a la plaza a hablar de maternidades y entre nosotras ya se trenzaba un cuento que dura hasta estos días, tantos años después. Observo ese espacio de tiempo desde que la conozco y sé que las veces que nos vimos no son tantas como hubiera querido, pero que ese tiempo siempre estuvo revestido de un polvo de agua, una sal de estrellas, ese detalle polvo ultra fino de pensar en la otra a la distancia y convidarse una pequeña frase alada moviendo la boca, en el silencio de la madrugada.

 

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Dice un poema que los concursos literarios deberían ser superados con una fórmula comunitaria en la que ganen no unas pocas sino todas las voces que participan y se reúnan en un libro bien gordo, que se parezca a una reunión en la que cada una cuenta lo que quiere contar. La utopía de una antología cuasi infinita a la manera de multitud en una fiesta.

Tamara piensa todo el tiempo en cómo mejorar las cosas. En cómo se superan los límites de Burocracia, Cultura, Estado. Y en cómo hacerlo juntxs. Porque también está llena de límites nuestra vida vincular. Y nos acostumbramos. Nos separan algoritmos, roles, instituciones, precarización, mandatos, jornadas laborales y un largo etcétera de necesidades. Por eso en estos poemas lo más importante parece ser sacarnos las anteojeras de la vida alienada y estrechar nuestras verdades. Acercarnos, conocernos.

Como ese poema en que se lamenta no haber ido a un festejo de cumpleaños con facturas en la vicedirección al que invita una señora desconocida. Y en el poema “Clase” leemos algo de cada estudiante, un detalle, una particularidad que nos permite “verlos” fuera del montón y nos da una idea de quienes habitan hoy las aulas y nos dan ganas de saber aún más.

 

Miranda hace todo rápido porque se va a vivir a España

Thiago no sabe si seguir derecho o letras

Jonathan cumple

Amanda dibuja

Andrés está triste

Lucas critica

Valentina escucha música.

 

La profesora que es el yo poético en muchos de estos poemas se empeña en cautivar adolescentes hacia la escritura, que hagan del tedio y de la mente en blanco un espacio de liberación. Y ese espacio de expresión que se busca resultará  también un lazo, una conexión entre personas en un marco institucional que por defecto les asigna roles estancos. En el poema Espera la profesora aprovecha para charlar con las y los estudiantes, traer sus vidas al aula  “Me quedo contenta de conocer otras cosas sobre ellxs”, dice. En los poemas de Tamara Domenech, los personajes gozan de salirse de los roles, del determinismo. Aunque sean movimientos mínimos en circunstancias cotidianas.

 

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La operación que hace vuelve hermosos hasta los verbos, que no son de mi preferencia. porque en los verbos ella sitúa los motorcitos que arman el espacio común y es un salon de baile con sus personajes preparados para danzar. Tomo sus versos: promover un estado de rebalse
un licor rosa, azul, verde, turquesa que llega a penetrar
espacios estrechos
silenciados

olvidados

impensables
que embriaga el abandono de las instituciones

En ella se funden el deseo del bien común, algo tan necesario en estos días oscuros, y la vitalidad de quien no se cansa nunca de perseguir la honestidad como bandera. Es la literatura pero también es el alimento, el agua, las cosas ordenadas, los colores y los ámbitos, un bosque, la rudeza del asfalto, la piel escamosa que recoge el polen del aire y el tedio de algunas horas. Yo también quiero aprender de ella, beber de su savia poderosa y animarla a que escriba siempre más y que no deje de animarme con ese poder de hada, a no dejar nunca de mover los tentáculos.

 

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Hay mucho mundo onírico, ensoñación. Un poema lleva como título Trata de universitarias y habla de un sueño que mediante la hipérbole ilustra bien la realidad laboral de lxs docentes, las  horas que no se pagan y la dimensión esclavizante. En ese sueño se sublima un problema. Un compañero pone en palabras, reclama en asamblea y eso alivia “sus palabras me salvan de la realidad”, dice la voz que escribe y sueña.

 

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su poesía se mete en los pliegues, porque qué es la poesía sino esos pliegues, esos rosas (flor, lengua, labios, nube, chicle, herida) y ese hacer adentro de las palabras que la pone a andar en bicicleta, a mirar por la ventana del 34, a ofrendar una sonrisa, a mirar la hoja seca que cae de un árbol en toda su desnudez. ¿Cómo se sonríe entre las letras? sale el mar de las piedras preciosas que son estos apuntes para darse de lleno con la orilla y volver a rumiar con fuerza en el territorio, donde se anida, se cuida, se respeta pero sobre todo se profesa la fe en los oficios.

 

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En estos apuntes los momentos inesperados de la vida se subrayan con resaltador. Como un pie que escucha el latido del corazón de la instructora de yoga. ¿Un pie que escucha? Sí. Porque la poeta que toma nota lo hace con sus sentidos expandidos. No es una mera licencia poética, un recurso literario llamado sinestesia que pone a confundir tacto por oído, olfato por gusto. Es el registro sensible de un encuentro entre dos personas que hacen algo juntas. Y en un ejercicio de estiramiento cuando todo el cuerpo está presto a sentir, los corazones humanos pueden oírse con la consciencia alojada en todo el cuerpo

 

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Cuál es el punto de fuga? dice Tamara: y ahí empieza el laberinto de hielo, pero no por frío sino por robusto, lo contundente de la afectividad, la ternura como tractor político. Donde hay quien observa, y la imagino a Tamara mirando una taza y volviéndola bella solo por el hecho de posarla en su mano y mirarla, donde hay quien observa digo, hay algo que crece fuerte, raíces eternizantes, como los libros que se leen en la infancia en la luz de un velador. Podría no conocerla e igual imaginarla rodeada de cuadros, de rostros hermosos, de labios que le dictan emociones y ella borda pacientemente. Son nombres en un almohadón de aquellas personas a las que ya tocó con su magia palabra. No son apuntes, son resonancias de gong en las cabecitas, un volver a mirar y volver a elegir y volver a sentir.

 

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Encuentro un arte poética en este libro llamada Palabras que declara, creo, la poesía como instrumento para estar en el mundo, para actuar, para accionar, civil y políticamente. No hay para esta poética un mundito paralelo (el de la lectura, el del arte) sino el que habitamos cada día, humanamente. Las palabras que comprenden un poema se encuentran en: documentos, pasacalles, cartas, grafitis, números de teléfono, invitación a una fiesta, dibujo sobre un vidrio empañado. La poesía está diseminada en todas partes, solo hay que escucharla y destacarla. Así trabaja la poeta. Y también la profe en el aula. No hay distinción. En el poema Devoluciones se transcriben palabras de otrxs, se cita a sus interlocutores. Dice una estudiante sobre una proyecto escolar:  “Es reconfortante darme cuenta de que cada cabeza es un mundo y ver la dualidad, ser única y diferente es mi felicidad”. En la poesía de Tamara todas las voces entran, son poesía. Y los libros encierran lo que alguna vez tuvo vida. Pero mejor que no se encierren, dice también. Mejor que tengan puertas y ventanas que dejen entrar el vaivén de los cuerpos cuando están frente a otros.

En este sentido, estos poemas, que son piedras afiladas con lucidez, amor y atención, apuntan. Contra la mecánica de la ciudad globalizada antropófaga que nos atomiza, que nos quiere carne pulverizada. Porque la poesía de Tamara Domenech insiste en la unión de las personas, en devolverles su integridad y en la integración de saberes, disciplinas, cosmovisiones: voces que el arte reúne siendo “un centro imaginario de festejo”. Porque la salida, como sabemos, es urgente y colectiva. Y es preciso insistir y no olvidarnos. Y reunirnos. La guerra que hacemos las mujeres desde la escritura se desata con poesía, llenando el planeta de diversidad, redes humanas, animales, flores y libros chiquitos. Como nos hizo ver en sus lecturas, en su teoría y en su poesía la Tamara mayor: Tamara Kamenszain.

Libros chiquitos como este que nos devuelven a la fuerza de lo que está vivo, dialogan con sus pares y plantan en nuestras vidas semillas de transformación que prenden en varios puntos del planeta. Apunte poemas no se cierra sobre sí, no se aísla, forma parte de algo mucho más grande. Es verdad que desatamos una guerra que susurra y tarda pero avanza y se expande como una mancha de menstruación en el paño blanco del mundo. 

Palabras para la presentación de Apunte poemas, de Tamara Domenech. Gracias infinitas por sintonizar con mi corazón!

Me escapo de la crítica sesuda, de la reseña o del elogio comparativo con nombres de marca y éxito. Voy a compartir simplemente por qué me gusta la poesía de Tamara, mi experiencia lectora, como si estuviéramos en un café. Después si alguien más leyó su poesía, sería genial que pudieran contar.

 

A Tamara le importa la gente. A mí siempre me sorprende eso, que me asumo misántropa. Pero cuando leo sus poemas, le doy la razón en dos cosas: cuando me contradice y me señala que en realidad no soy tan misántropa como me creo; y en que la política más radical que podemos poner en práctica es el Amor. Lo ha sido siempre. Eso no significa poner cara de buenitos ni creernos o aspirar a ser santos. Distinción fundamental que también está bien clara en la poesía de Tamara. No es un amor en abstracto (que puede ser llenado con cualquier concretitud bazofia). Sería un amor de clases, un amor en el contexto de la lucha de clases, como dice Mao Tse-Tung en una conferencia que leí estos días, y de alguna manera, como dice el Mao con el que sueña Tamara en su poema homónimo: sueños de justicia, de justicia social, en los que no se deja afuera de los bienes necesarios la materialidad de la epifanía, del contacto con la naturaleza y del amor, para que esa revolución tan imprescindible no sea solo una instrucción sino una invitación de la que gocemos participar.

 

Tamara perfecciona a Mao en sueños y en poemas.

 

La poesía que viene escribiendo hace años, y que también se encuentra en este libro, es una herramienta de investigación de ese amor combativo, es la manera de llegar a la Atención necesaria para descubrir el brillo del otro, el regalo que trae sin saber y que nos conmueve y hace posible formar un nosotros. Es su modo de estar atenta, nos lo cuenta y se vuelve nuestro modo al leerla y permitirnos enfocar mejor, al hacer nuestras sus escenas o como en mi caso –reconocer– que somos militantes de ese amor.

 

En Apuntes poemas se nos señala el asombro del contacto con los otros: por ejemplo, en “Nina”, se comparte un recuerdo a raíz de saludar y prestar atención a una perrita con un pañuelo; en “Estiramiento”, se percibe el latido del corazón de una profesora de gimnasia y en “Libros”, se prefiere una literatura que no esté encerrada sino que sea un vaso comunicante.

 

¿Dónde me reconocí como parte de ese nosotres que busca Tamara en sus poemas? Sobre todo en la poeta-docente. En la trabajadora de cualquier escuela (no las que dan renombre en nuestro sistema de validación vetusto pero vigente). Allí, la poeta-docente escucha el tintineo de las pulseritas de la secretaria tipeando y eso es alegría. Su presencia antisistema dentro de uno de los órganos del sistema y en la cajita del aula da testimonio de la rajadura, inventando en la herida, y con el desconcierto, otro paisaje. Armando un clima para que haya, en cambio, un concierto de adolescentes animados por otra cosa que no sea la crueldad y el vaciamiento del tecnocapitalismo. Tamara los quiere y sus clases son poemas porque como dije antes, su poesía es Atención y Afecto.

 

Pienso que quizás le puso Apunte poemas por ese aprendizaje del vivir del que toma nota de manera permanente. No porque sean poemas incipientes, o la idea de un poema aún no terminado. Su concepto de poesía es “la vida amontonada”

“los vaivenes de un cuerpo cuando está con alguien más”

y si hay tradición, es la de la “asamblea, juntada, reunión o movida”

lo que “ligue el adentro con el adentro de otrx en un afuera”.

 

En la poesía de Tamara hay comunidades posibles: frágiles, vulnerables, provisorias caóticas, como la enumeración, la lista nominal, la cita o el símil sorpresivo que caracteriza su escritura. Y justamente por esto, son comunidades llenas de potencia. Sus poemas, me arriesgo a decir, proponen la siguiente tesis política: no creen en la fijeza, sino en la verdad del movimiento: es el signo de la vida.

 

Me arriesgo a decir que sus poemas también son una petición, a la que me uno: no dejemos nunca de ser aprendices, escribamos, tomemos apuntes para compartir con quien haya llegado tarde a esa clase o se tenga que ir corriendo a preparar la comida a los chicos, los gatos, los ancianos, las flores.

 

Noelia Rivero, octubre 2024.

martes, 8 de octubre de 2024

Presentación: Apunte Poemas. 29/10 a las 18: 30 hs. Librería del Fondo.



Se viene la presentación de "Apunte Poemas", libro que ganó la sexta edición del "Premio de Poesía Centrifugados / Pueblo de San Gil", España.
El mismo fue seleccionado por un jurado compuesto por:
Manuel Arteaga, Fabio Betancour, Irene Marrero y María José Reina.
El certamen fue propiciado por la alcaldesa Esther Sánchez Tapia y editado por Ediciones Liliputienses, dirigida por José María Cumbreño.

Gracias infinitas a todxs ellxs, y a mis queridas amigas, hermana e hija quienes me acompañarán en esta oportunidad.

Flor Monfort @calistapunch
Noe Vera @noemaspeapod
Noelia Rivero @noenoelnoelin
Vanna Andreini @vannaandreini
Lucía Domenech @luciadomenech78
Florencia Fragasso @florfragasso
Paz Garberoglio
Gaia Gordín @gaiagordin_
Rita Schiavi @rrrrriiiita
Librería del Fondo y Centro Cultural @libreriadelfondoycc

¡Ojalá puedan venir!

sábado, 27 de julio de 2024

Gracias Marina Mariasch@poluxy por incluir un poema del libro Poética de los oficios


en esta hermosa nota:
https://latfem.org/poesia-y-trabajo-trabajadoras-somos-todas/


Selva Di Pasquale @selvadelaluna
Sonia Neuburger
Carlos Battilana
@carlosebattilana
Eduardo Mileo @mileo.eduardo
Roxana Paez
Ediciones A Capela@edicionesacapela
Imagen: Retrato de Cristina Filosi, realizado por Sonia Neuburger

lunes, 4 de marzo de 2024

Muchísimas gracias por este premio al jurado: Manuel Arteaga, Fabio Betancour, Irene Marrero, María José Reina; a José María Cumbreño por la edición del libro y a Esther Sánchez Tapia por propiciar este certamen. Estoy muy contenta!


Esta es la cubierta del volumen que llegará a las librerías dentro de unas semanas. "Apunte poemas", de la argentina Tamara Domenech, ganó la sexta edición del "Premio de Poesía Centrifugados / Pueblo de San Gil". Que una localidad de menos de 300 habitantes apoye este certamen creo que supone la demostración de que, desde el punto de vista cultural, cualquier lugar, por pequeño que sea, puede convertirse en un interruptor que encienda muchas cosas. Gracias a Esther Sánchez Tapia, su alcaldesa, por propiciar este milagro un año más.