Norman Bates
en
Recolección de Tamara Domenech
Trabajo más que nada con micrófonos piezoeléctricos, armando unos
dispositivos precarios que podrían definirse como instrumentos
electroacústicos. Los materiales son en general cosas encontradas que se
mezclan por la única razón de estar ahí presentes en el momento en que armo
algo, así el Sintrabajo es una madera que encontré en la puerta de casa con 3
pitones que tenía en una lata y una goma que había sobrado de un proyecto.
Suena jazzeramente como un contrabajo, pero fue armado en 3 minutos, de
ahí su nombre. El Chelo monófonico delgado es una contracción de un tubo
de cartón, una lata de lychees, una cuerda de guitarra, alambre
espantapalomas y una pipa. Para esta fecha, hablando de cosas encontradas,
voy a usar también algunas grabaciones de campo tomadas en la ciudad.
Cristian Martinez
Con Hernan Hayet tuvimos la intuición de que entre Tamara Domenech y
Norman Bates había algo.
Eso de ellos nos interpeló en la misma dirección. Qué es eso que vincula estas
dos obras?
Tamara recolectó obras encontradas durante 4 años, en sus caminos comunes
sorprendidos por hallazgos. Norman Bates hace música con objetos nomusicales,
obsoletos y cosas encontradas. Otra manera de sorprenderse en un
camino común. En ese cruce entre lo cotidiano, lo sabido, los cuerpos y
materiales con los que nos cruzamos, ocurren los milagros. Sencillamente ese
acontecimiento que nos maravilla y ante el cual nos detenemos. Nos
sustraemos al tiempo impuesto de la función y el rendimiento y nos
enredamos con lo inpensado.
Los dos trabajan con el residuo y esto resulta obvio. Mi memoria sobre lo
escrito por Rodolfo Kusch me ayuda nuevamante: Qué es lo obvio?
Precísamente lo no seleccionado que sale al encuentro, dice Kusch. Tanto
Tamara como Norman Bates recogen lo descartado del uso y función social,
lo no-seleccionado.
Kusch situaría esta obviedad no seleccionada en el ámbito del discurso popular.
Tamara y Noman Bates, caen, sí, caen , se precipitan, se arrojan a un lugar
común, es decir que operan desde el mismo lugar. Y por eso entre ellos puede
surgir un espacio para lo comunitario, precisamente en ese abismo donde van a
parar los deshechos desdichados de lo socialmente in-util, de aquello que no
sirve para nada, no sirve a nadie, no es para , sino que está siendo desde y por
ello liberador. Desde donde? Precisamente desde lo residualizado. Y lo
residualizado lo es primero de nosotros mismos, lo que queda mas allá de lo
que nos sirve y de lo que se sirve.
Tamara escribe en el prólogo del libro que acompaña la muestra que ella indaga
sobre lo que otros dejan y cuando leo ésto advierto la obviedad que sale a mi
encuentro: En este preciso acto de escritura, habiéndola leído y mientras
escucho la obra de Norman Bates, estoy indagando sobre lo que ellos han
dejado; Usted que está en este momento leyendo, no está acaso indagando
sobre lo que yo mismo dejo? Leer, mirar, escuchar lo que han dejado colgado
de las paredes o flotando en sonoridades. Qué perfume dejará usted en el aire
para que otros huelan?
Yuxtaposiciones y superposiciones de capas de recorridos y tiempos.
Lenguajes encarnados en materiales descartados volviendolos cuerpos
vibrantes, espacios de resonancia donde algo surge... quizás aquel grano de
significancia.
Operación, la de todos, de seleccionar lo no-seleccionado, operación de
resistencia a un mundo social que se vuelve extrañamente in-humano, un acto
de re-existencia que arroja a su vez restos para que haciendo lo propio.
Montaje y desmontaje sucesivo y simultaneo al rededor de eso que cae,
inagotable como reserva seminal de sentido. La fuente hedienta dispuesta para
que desde los deshechos surjan mundos.
Diego Makedonsky
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